El Coipú o Coipo, es un roedor nativo de Chile y Argentina que en ocasiones es denominado erróneamente nutria. El coipo es confundido con frecuencia con la rata almizclera, aunque difiere de ésta por su tamaño más grande, por su cola redondeada en sección transversal y por sus bigotes tiesos y descendentes.
Tiene el tamaño de un conejo, de forma que este pequeño mamífero puede alcanzar una longitud de entre 43 y 63 cm, y pesar entre 3 y 8 kg; la cola es larga, recubierta de escamas, y los pies posteriores están palmeados. El pelaje es de color castaño y está constituido por una primera capa de pelos largos y bastos, debajo de la cual hay otra más densa con pelos suaves y finos.
Los hábitos de este animal son acuáticos y es capaz de nadar y bucear muy bien. El coipo excava sus madrigueras en las orillas de ríos y lagos, pero también construye nidos de superficie entre los carrizos y la vegetación de la zona. La dieta es vegetariana, a base de plantas acuáticas que corta con sus dientes incisivos, aunque también hace incursiones en los campos de cultivo próximos.
La gestación dura unos cuatro meses, al cabo de los cuales la hembra pare entre dos y nueve crías, por lo que en un año puede tener dos camadas. Tiene seis pares de mamas situadas en la parte anterior de la zona ventral, de tal forma que las crías pueden mamar incluso cuando la madre está nadando. Esta disposición inusual de las mamas puede estar relacionada con el estado precoz de las crías al nacer, pues son capaces de correr y tomar alimento sólido al poco de nacer.
Aunque es originario de América del Sur, el coipo ha sido introducido en granjas de Europa, Asia y Norteamérica con objeto de aprovechar su carne y, sobre todo, su piel, que es parecida a la del castor. El coipo ha conseguido escapar de muchas de estas granjas peleteras y se ha establecido en estado salvaje en algunas regiones de países como Francia y Reino Unido.
En Argentina es uno de los habitantes más representativos de nuestros grandes sistemas de humedales y uno de los principales y más tradicionales recursos de fauna silvestre del país, debido a su valor peletero. Diferentes resoluciones nacionales y provinciales regulan actualmente su captura y fijan cupos de caza y exportación.
Desde diciembre del año 2000 se está desarrollando un estudio tendiente a evaluar el estado de las poblaciones de esta especie y de su hábitat en varias provincias argentinas. Dicho proyecto tiene como antecedente el taller realizado en Buenos Aires, en noviembre de 1996, con el apoyo de la Federación Argentina de Comercialización e Industrialización de la Fauna (FACIF), que nuclea a los principales exportadores de nutria.
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